La Península de Yucatán en bici (parte 1)
“El tiempo no lo decide todo, las decisiones las tomamos nosotros, el tiempo sólo nos da espacio para pensar y luego decidir”. A nosotrxs el tiempo que estuvimos nuevamente en San Cristóbal de Las Casas nos permitió elegir a que paso recorreríamos los últimos estados mexicanos de nuestro camino al sur. La Península de Yucatán nos estaba esperando con los abrazos abiertos y nosotros avanzamos a paso lento pero seguro a su encuentro…
Pero para comenzar el viaje en bicicleta por la Península de Yucatán había que despedirse de Chiapas. Luego de estar durante semanas amenazando con dejar nuestro querido San Cristóbal de Las Casas, llegó el día en que finalmente si lo hicimos. No voy a mentir, las lágrimas desbordaban de mis ojos sin parar. Me dolía irme. Pero la vida del viajero también se trata de lidiar con el desapego.
El tiempo de descanso nos enseñó a tomarnos aún con más tranquilidad el viajar en bicicleta. Nos habíamos puesto como objetivo llegar a Ocosingo, pero si no lo lográbamos estábamos tranquilos porque sabíamos que podíamos pedir refugio en el patio de alguna escuela.
Luego de 94 km llegamos a destino. Y luego de otro largo día llegamos a Palenque, donde nos quedamos por unos días compartiendo el amor por el acero vegetal con lxs chicxs de Bambú Maya.
Poco a poco observamos como la vegetación comienza a cambiar. Nuestro primer vistazo al mar del Golfo de México es llegando a Champotón. El sereno de paisaje de este pueblo pescador nos hace entrar en sintonía con el ritmo de la Península de Yucatán…
Campeche, el tiempo está después
Apenas llegamos nos ponemos en contacto con Zafiro, nuestra anfitriona de CouchSurfing. Desmontamos las bicis y nos vamos hasta el centro de la ciudad.
Se dice que Campeche es la hermana de Cartagena de Indias. De hecho, todo el tiempo teníamos esa sensación si entre cerrábamos los ojos. Al conocer ambas puedo decir que es verdad, pero creo que la primera es la hermanita mayor de la segunda.
Aquí solo llega turismo de la tercera edad, hay música en las calles cuando baja el calor, pero es más un sonido ambiente que algo molesto. La gente sale a hacer deportes por el malecón (ya sea en patín, bici o a pie) El tiempo pasa lento y así se disfruta más.
Hecelchacán
La carretera es completamente plana, no hay ni una leve subida. El reto consiste en hidratarse bien y comenzar a pedalear durante la madrugada, para evitar mayores horas de sol.
Cada tanto vemos una ruina maya al costado del camino. En cada una me detengo, como si pudiera encontrar en unos breves minutos algún nuevo misterio sobre una las de las culturas más enigmáticas de Latinoamérica.
Llegamos a Hecelchacán sin tener mucha idea de donde estamos, solo sabemos que es mediodía y que nuestro cuerpo necesita comer. Pasamos las horas de calor debajo de un árbol. Sentimos la mirada de los locales y sólo unos pocos se animan a preguntarnos qué hacemos ahí.
Calkiní
Nos recibe la cruz roja. Mientras yo armo la casa de campaña, Camilo prepara la comida. Les gusta recibir ciclo-viajeros y hablar de viajes. Mientras compartimos la cena nos cuentan los malabares que hacen para mantener el lugar funcionando y nosotros de los propios para comer, dormir, trabajar mientras viajamos.
Mérida
La mañana comienza húmeda, la neblina no permite ver demasiado. Nos mantenemos pedaleando con cautela.
Un cartel nos anuncia que comienza el estado de Yucatán.
Nos encontramos más ruinas mayas en el camino…
Paramos a comer en Umán y nos damos cuenta que no tenemos ni idea cómo vamos a entrar a la ciudad. No hay una entrada, hay miles. No sabemos cómo encajar entre tanto ruido y estrés rutinario. No hay respeto por el ciclista.
Si algo de bueno tiene Mérida es que las plazas tienen wifi gratis (lo que nos facilita encontrarnos con nuestra couch Laura)
Otra cosa que aprendimos en Mérida fue la inusual forma (al menos para nosotros) de manejar el tránsito.
Nos quedamos una noche en la ciudad y por la mañana Laura nos invita a pasar el fin de semana en Tekax. Como el pueblo está a más de 100 km y significa desviarnos demasiado de nuestra ruta y estamos necesitando darle un respiro a nuestras piernas, nos vamos con ella en auto.
Tekax
El pequeño pueblo de Tekax se encuentra en la zona de la Península de Yucatán conocida como la Ruta Puuc. Se le denomina así a un conjunto de yacimientos arqueológicos que comparten un estilo arquitectónico que llevan el mismo nombre. La vida en Tekax es tranquila. La gente amable y relajada.
En Tekax aprendemos a dormir verdaderamente en hamaca y que las mejores hamacas (sin lugar a dudas) son las yucatecas.
Aprovechando que nos prestan el cuatrimoto y que es domingo (por lo tanto gratis para nacionales y residentes) y nos vamos a conocer la zona arqueológica de Chacmultún…
Chacmultún
La ciudad antigua de Chacmultún, del último período Preclásico mesoamericano, tiene una extensión de un kilómetro cuadrado, y está formada por cuatro distritos construidos sobre colinas o antiguas terrazas que los hacen más imponentes. La ciudad servía de enlace con otras ciudades de la zona, como Edzná, Oxkintok, Uxmal y Kabáh.
La característica más importante de esta ciudad es la piedra roja con la que están construidos los edificios, consecuencia de microorganismos que viven en la roca y que se vuelven rojos en contacto con el aire y el agua. El estilo de la arquitectura es Puuc, con elaborados frisos decorando los edificios.
Los edificios están decorados con mascarones, muchos de ellos en representación del dios de la lluvia, Chaac, con su gran y característica nariz que evoca los rayos.
Mérida (otra vez)
Luego de unos días de paz total en Tekax, volvemos a la ciudad. Nos cuesta volver a la urbe, al estrés citadino y su acelerado correr del tiempo. Nos cuesta sincronizar. Reflexiono al respecto y me doy cuenta que no quiero sincronizar, que ese ritmo que encontré recorriendo la Península de Yucatán puertas adentro me ha servido para darme cuenta de qué es lo que busco viajando. No renegamos de la gran ciudad, ni le tomamos rencor. Aprovechamos esos días para conseguir repuestos que necesitamos y seguimos camino a Cacalchén…
Continúa en Península de Yucatán (parte 2) …
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