La Quiaca- Villazón: frontera más transitada

Llegando a la Quiaca lo primero que hicimos fue hacer la larga fila fronteriza para cruzar a Bolivia, ya que estábamos pasando a finales de diciembre y en esta época del año está muy de moda para lxs argentinxs ir de viaje al país vecino. Esta frontera se caracteriza por la gran densidad de ciudadanxs bolivianxs que cruzan de un lado a otro durante todo el día (sin hacer el trámite aduanal) lo que hacen es básicamente contrabandear con productos comprándolos en Argentina e ingresándolos a Bolivia de manera ilegal para la distribución interna.

Es tan inmensa la cantidad de personas que cruzan realizando esta actividad, que las autoridades aduanales bolivianas no pueden detenerlxs a todxs, entre los productos se pueden ver pañales, jugos y hasta televisores plasma.

Peatonal de la ciudad de La Quiaca

El cambio al pasar la frontera es evidente, de un lado La Quiaca, frontera norteña argentina, tranquila y con un paisaje árido típico del norte argentino, aparece casi despoblada (no hay nadie a la hora de la siesta). Por otro lado, el paisaje urbanizado cambia cruzando la frontera, y del marrón se pasa al color ladrillo (en la mayoría de Bolivia no se realiza el revoque externo a las construcciones) Todo cambia: los autos, los rostros, las patentes, la ropa y la comida. Ser bombardeados por vendedorxs de Pesos Bolivianos y taxistas oportunistas que quieren llevarte a un sitio cercano por mucha plata, es la primera impresión que tuvimos, sumado a la emoción de estar en un nuevo país, nuevas costumbres y nuevas experiencias. Las veredas, como tal, ya no existen. Lxs vendedorxs ambulantes copan TODO. Y la ropa manufacturada que ya se visualizaba en el Norte Argentino, ahora aparece por doquier, y ni hablar de la cantidad de turistas que la visten (no así la población local) El semáforo está, pero es casi simbólico, puesto que nadie lo respeta ¡ni al peatón!

Artesanías «Made in China»

Tras dos o tres horas esperando por fin realizamos el trámite migratorio e ingresamos a Villazón. El error más grande que cometimos ese día fue buscar donde dormir y decidir salir al día siguiente, encontramos un hospedaje barato donde no nos sentíamos muy cómodxs. Pasamos la noche ahí y a la mañana siguiente fuimos a comprar los boletos. Nos dimos cuenta que todos los pasajes eran para salir a las 7:00 P.M. con lo que íbamos a tener que estar esperando en Villazón ( no hay mucho que hacer) por lo que pasamos todo el día en la plaza hasta salir, junto a cientos de personas más en las mismas condiciones y teniendo que tolerar un recital de rock cristiano acompañado por un predicador. Fueron las horas más largas de espera durante el viaje. Por fin llegó la hora de irnos (en el camión más barato que encontramos, mala idea) un vehículo destartaladisimo y en pésimas condiciones de higiene , en el cual había varios productos de contrabando (de los que mencionamos anteriormente) distribuidos por todo el camión (en nuestro asiento había una caja de jugos) Después de un par de horas viajando, y ya entrada la medianoche, subieron a registrar el camión efectivos del ejército boliviano en busca de productos de contrabando. La gente del colectivo, nos pedía que digamos que una bolsa gigante de pañales era nuestra, pero no queríamos tener problemas en un país al que apenas ingresábamos y desconociendo las leyes de tal. Tras un par de discusiones y demás, finalmente seguimos el viaje rumbo a Potosí y ninguna de las personas a bordo fue detenida.

Frontera entre Argentina y Bolivia

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