San José
Salimos de la Terminal de Ómnibus en la Ciudad de Panamá a las 10 de la noche y ya entrada la mañana arribamos a la frontera con Costa Rica, nuevamente tuvimos que soportar cierta paranoia y maltrato para con Camilo por ser de nacionalidad mexicana. Curiosamente a la hora de sellarme el pasaporte me pidieron el Certificado de Fiebre Amarilla (por suerte nos habíamos dado la vacuna en Buenos Aires de forma gratuita antes de emprender la travesía) Ya del lado costarricense cambiamos algunos dólares a colones, y debo decir que considero de los billetes mas coloridos que he visto, sobre todo porque las imágenes impresas son de animales de la región.
Una vez en San José, intentamos dar con un sitio con internet ya que, estando en Buenos Aires había conocido a un escritor oriundo de la ciudad en la que nos encontrábamos y que gentilmente se había ofrecido a darnos hospedaje por una noche. Al no poder dar con esta persona fuimos en busca de algún hostal. Después de un par de vueltas nos decidimos con el que resultaba ser el más “económico” (aunque era costoso para nuestro presupuesto) y ya más livianos nos fuimos a recorrer la ciudad.
La ciudad de San José a la vista parece pequeña, pero al caminarla te encuentras con muchas cosas para ver como el centro histórico, los detalles de los edificios con un exquisito estilo barroco, El Mercado de San José, El Parque Okayama (con muchos lagos y esculturas de estilo japonés) y El Parque Metropolitano La Sabana (denominado el “pulmón de la ciudad”) Lo que me asombro de la metrópoli, además de que el acento es muy parecido al argentino (entre otras cosas porque hablan de vos y no de tú) es la cantidad de locales de comida rápida (uno al lado del otro) y curiosamente, era más barato que hacernos nuestra propia comida en el hostal, y muy a pesar nuestro optamos por comer en estos negocios. No sólo aprovechamos para conocer, sino para hacernos de unos colones en el semáforo. Nos fuimos a dormir extenuadxs, y al día siguiente nos levantamos bien temprano, sobre todo, para aprovechar el desayuno. Cerca del mediodía nos dirigimos al semáforo para hacer un poco de dinero con los malabares, pero entre el viento y la poca predisposición de la gente no logramos recaudar mucho dinero.
Si van a Costa Rica les recomiendo que visiten un volcán, y sobre todo, teniendo en cuenta que existen alrededor de 20 en el país. Los más cercanos a la capital son Poás y el Barva, el segundo presenta la existencia de fumarolas y aguas termales (por lo que tal vez resulte más atractivo) de cualquier forma, el paisaje es hermoso en ambos casos.
Nota: Las fotos que aparecen en este post son gentileza de nuestra amiga viajera Issis, puesto que nosotrxs nos habíamos quedado sin cámara 🙁
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